Una explicación a la masificación del K2: Dos sherpas por cliente y oxígeno ilimitado por 60.000 euros

Primero fue el Everest y ahora el K2. ¿Cómo es posible que las dos montañas más altas del mundo, dos décadas atrás inexpugnables si no eras un alpinista de primerísimo nivel, se hayan masificado hasta tal punto de tener que hacer cola para alcanzar la cima?

En un día, el 22 de julio de 2022, nada menos que 141 personas alcanzaron la cima de los 8.611 metros del K2 y se hicieron virales unas imágenes registradas por el sherpa Mingma G en el que se ve una hilera de alpinistas escalando como una columna de hormigas en el “Cuello de botella”, el punto culminante de la montaña y uno de los más peligrosos de este ochomil.

Esta temporada se han emitido más de 350 permisos para intentos de cumbre en el K2 y ya habido 3 accidentes mortales, que se han registrado de forma extraoficial y ninguno debe lamentarse de ese atasco.

Por otro lado, ese nuevo reclamo turístico para alpinistas está provocando enfrentamientos entre ellos por ocupar los mejores puestos en los campos base.

Pero ¿Cómo es posible que “tanta gente” pueda subir a la montaña considerada como la más peligrosa de los ochomiles?

Si echamos un vistazo a la lista de alpinistas que logró la cima del K2 ese día, vemos que la proporción de clientes guía/sherpas es de 1:1,7, o 50 clientes para 91 sherpas. O lo que es lo mismo, casi dos sherpas por cliente.

Los sherpas no escalan la montaña por ti, pero llevan todo el oxígeno que puedas necesitar a los distintos campamentos, instalan las cuerdas fijas hasta la parte superior; abren huella en la nieve profunda y, llegado el caso, incluso pueden “acortar la cuerda en las secciones difíciles”. Esta práctica consiste en tirar un poco del cliente para que no tenga que realizar tanto esfuerzo.

Si bien, el ratio el día de la cumbre rondaba los 1,7 sherpas por 1 cliente, hay que tener en cuenta que eran los sherpas reservados para atacar la cumbre y que hay un pequeño ejército detrás de ellos y todos tienen roles muy específicos: arreglar cuerdas, armar campamentos, abastecer oxígeno, etc.

Estos trabajadores en la sombra no son los que llegan a la cima con los clientes. Si sumamos todos estos sherpas, la proporción probablemente sea de 4 a 1, o incluso más.

Los clientes de las empresas que el 22 de julio llevaron gente al K2 hicieron su aclimatación con solo una rotación en el Campo 2 (+/- 6.700 m) versus lo que llamaré los tradicionales que tuvieron que hacer 3 rotaciones, incluyendo una final en el Campo 4 cerca de 8.000 m, antes de realizar el ataque final.

Es decir, que los que habían comprado el paquete “todo incluido” subieron la montaña 1,5 veces, mientras que los tradicionalistas 3,5 veces. Menos ascensos, menos fatiga y, dependiendo de la cantidad de O2 por hora, puedes estar a 8.600 m, pero sentir que estás a 6.500 m o incluso más bajo si la válvula está abierta de par en par.

Según alpinistas expertos en cuyos artículos hemos basado esta noticia, el campamento base también es mucho más cómodo, las comidas son mucho más elaboradas e incluso hay sesiones de yoga por la mañana.

Vaya, un paquete turístico diseñado al milímetro para que “casi todo el mundo” pueda subir a una de las montañas donde hasta hace poco “apenas podía llegar nadie”.

Por supuesto, esto tiene un precio, a partir de los 60.000 euros/dólares, si miramos la lista actualizada de una de las grandes empresas que lleva clientes al K2, Elite Exped, la compañía de Nimal Purja, que ha llevado a la cima todas y cada una de las expediciones que ha llevado a cabo en los ochomiles.

Para tener el privilegio de escalar con el mismo Nimal, hay que doblar el precio. Pero al final, subir al K2, como muchas cosas en este mundo, es solamente cuestión de dinero.

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