El boom del "turismo osero": más osos, más fotos y más problemas
La recuperación del oso pardo ibérico en la Cordillera Cantábrica y los Pirineos se ha convertido en una historia de éxito para la conservación de la fauna en España. Con más de 400 ejemplares en la zona cantábrica y cerca de 100 en el Pirineo, la especie vuelve a ocupar espacios naturales de donde había desaparecido hace décadas.
Una nueva tendencia: el turismo osero
En la Cordillera Cantábrica, la población de oso pardo ha pasado de menos de 70 ejemplares en los años 90 a más de 400 en 2024, gracias a décadas de esfuerzos de conservación y recuperación del hábitat.
Este resurgir ha dado pie a una nueva tendencia: el llamado "turismo osero", en el que visitantes buscan observar y fotografiar osos en libertad. Aunque esta actividad genera interés y oportunidades económicas para zonas rurales como Somiedo, Alto Sil o Fuentes del Narcea, también plantea riesgos si no se lleva a cabo de forma controlada.
Especialistas en conservación y guías de naturaleza alertan del aumento de turistas que se acercan en exceso a los animales, perturban su hábitat o actúan sin conocimiento. La Fundación Oso Pardo y otros colectivos recuerdan que el oso suele huir del contacto humano, pero en épocas como la primavera (cuando hay crías o están en celo) pueden producirse reacciones defensivas si se sienten amenazados.
En países como Rumanía, alimentar a los osos está prohibido: las multas alcanzan los 1.200 €. Un ejemplo de cómo la regulación puede proteger tanto a humanos como a fauna salvaje.
Por ello, recomiendan evitar el contacto directo, no intentar fotografiar de cerca, no dejar comida en la zona y alejarse sin movimientos bruscos si se produce un encuentro. Además, reclaman la creación de normativas claras sobre observación de fauna, con grupos pequeños, distancias seguras y educación ambiental.
Más de 90 osos ya viven en los Pirineos

En los Pirineos, la población de oso pardo ha pasado de apenas 5 ejemplares en los años 90 a casi 100 en 2024, gracias al programa de reintroducción iniciado en 1996 y al seguimiento transfronterizo de la especie.
En paralelo, los últimos datos del Grupo de Seguimiento Transfronterizo del Oso Pardo (GSTOP) han confirmado que en 2024 se identificaron 96 osos pardos en los Pirineos, 47 de ellos en territorio catalán. De estos, diez nacieron ese mismo año, lo que evidencia un ritmo de crecimiento estable.
La presencia del oso en zonas como la Val d'Aran o el Pallars también ha despertado el interés por la observación responsable y plantea nuevos retos de convivencia en el entorno pirenaico.
Tensiones rurales ante la expansión del oso
A pesar del avance en la conservación, existen colectivos ganaderos y algunos sectores rurales que se muestran críticos con la expansión del oso. Alegan daños a la ganadería extensiva y falta de apoyo institucional ante ataques a rebaños, lo que ha provocado tensiones en zonas de convivencia.

En regiones o zonas como León, Asturias o la Val d’Aran, se han registrado protestas que piden mayor control sobre los ejemplares más conflictivos y ayudas más ágiles para compensar las pérdidas económicas. Mientras tanto, la administración insiste en que la coexistencia es posible mediante prevención, vigilancia y educación ambiental. una nueva forma de ecoturismo en España, pero el reto está en acompañarlo con regulación, sensibilización y una convivencia respetuosa que garantice tanto la seguridad de las personas como la supervivencia del oso en libertad.
¿Qué hacer si te encuentras con un oso?

Si te topas con un oso en el monte, mantén la calma. No te acerques ni intentes fotografiarlo de cerca. Aléjate lentamente, sin hacer movimientos bruscos ni correr. No dejes comida ni restos orgánicos en la zona y nunca intentes alimentarlo.
Si vas por zonas oseras, haz algo de ruido al caminar para evitar encuentros sorpresa y, si es posible, realiza la actividad acompañado y con la ayuda de guías especializados. La mejor forma de proteger al oso... es respetar su espacio.
Relacionado: