menu arriba usuario

El Pirineo “se ha quedado” con siete excursionistas desaparecidos este siglo

Lun, 01/03/2021 - 11:16
El Pirineo “se ha quedado” con siete excursionistas desaparecidos este siglo
Esquiadores de travesía en la Sierra de Guara. (foto: Redes Sociales Peña Guara)
Las investigaciones han seguido otras pistas al margen del extravío o accidente. Si siguen allí, la experiencia dice que finalmente la montaña acaba devolviendo los cuerpos.

Siete montañeros siguen desaparecidos en el Pirineo aragonés y la Sierra de Guara desde el año 2000. Nadie ha tenido noticias de ellos desde que se fueron a la montaña y no volvieron.

Con el paso del tiempo, solo sigue activa la búsqueda de los dos últimos, desaparecidos en el 2020, los otros cinco se quedarán para siempre en la montaña si es que nadie los encuentra por casualidad.

Las últimas personas de las que no se ha vuelto a tener noticias son una excursionista inglesa, Esther Dingley y el abogado José Andrés Funes Monge.

Funes Monge
Imagen distribuida por la Gendarmería francesa del abogado José Andrés Funes Monge.

 

La pista de esta británica de 37 años se desvaneció el 22 de noviembre en Benasque desde donde salió a hacer una ruta circular por el pico de la Salvaguardia, que hace frontera con Francia.

El 19 de diciembre, al otro lado de la cordillera ocurría lo mismo con el abogado aragonés Andrés Funes, de 61 y residente en Huesca, que no volvió a su segunda residencia en el pueblo francés de Lées-Athas, en el valle de Aspe, tras ir de excursión al paraje conocido como circo de Lescun, situado al norte de los términos de Hecho y Ansó.

Las operaciones de búsqueda se tuvieron que interrumpir por la llegada del invierno y las grandes nevadas y los familiares confían que se reanuden cuando llegue el buen tiempo.

Los casos de Esther y Andrés no son excepcionales. Esta es la situación, por ejemplo, de otros cinco desaparecidos, no tan recientes, que llevan ya años con una ficha abierta en los archivos de la Guardia Civil y que permanecen extraviados en el Pirineo, alguno desde el 2000.

El perfil es el de un montañero extranjero que iba solo, de ahí la dificultad del rastreo.

esther
Esther Dingley fotografiada cerca de Benasque.

 

La más lejana de las desapariciones, cuyos nombres figuran en las bases de datos policiales europeas, de donde no saldrán hasta que se les encuentre, ocurrió en el año 2006, cuando un montañero alemán, Reinhard Kulosa, sufrió un accidente en el glaciar de la cara norte de Monte Perdido. Los especialistas de rescates en montaña de la Guardia Civil rastrearon la zona muchos días seguidos. No se halló el cadáver, pero todo apuntaba a que podía haber caído dentro de una grieta.

En el 2009, otra extranjera, Françoise Dasnois, de 48 años, desapareció cuando iba por un sendero en las proximidades del pueblo de Colungo, en la sierra de Guara. No regresó a su coche y se organizaron batidas que no dieron resultado.

En el año 2010, un danés, Michel Nielsen, salió de excursión un día por el valle de Benasque y se perdió su rastro totalmente. Lo mismo pasó con el joven catalán Ferran Camps, que en el 2010 subió al ibón de Plan, montó su tienda cerca del agua y ya no volvió a dar señales de vida.

Y finalmente, en el 2012, un francés llamado Pierre Brachet no regresó tampoco a buscar su coche a la Pradera de Ordesa tras haber recorrido el valle y ascendido al refugio de Góriz, donde fue visto por última vez.

En todos estos casos las investigaciones han seguido otras pistas al margen del extravío o accidente en la montaña, como desapariciones simuladas de personas que desean iniciar una nueva vida o sustraerse a su entorno familiar. El hecho de no haberlos encontrado, ni vivos ni muertos, alimenta las conjeturas sobre su paradero, pero no contribuye a aclarar la suerte que sufrieron ni a determinar dónde se encuentran.

Si permanecen en la montaña, la experiencia dice que finalmente acaba devolviendo los cuerpos. Ejemplos los hay: Catherine Verón, una universitaria francesa, se encontró 18 años después de caer a una grieta en el glaciar del Aneto o el alpinista de 29 años Joaquín López Valls, que estuvo 47 años en el glaciar de Tempestades. Esta última es la desaparición más larga que se conoce, hasta la fecha, en el Pirineo aragonés.

 

Partners

Gran Canaria patronato de turismo
Ara Lleida
Aspen
Visita Val D'Aran
Millet
FGC Turisme
Cortina Dolomiti