El misterioso cambio de color de los ríos del Ártico: del azul al naranja
En los vastos y remotos paisajes del Ártico, un fenómeno ha capturado la atención de científicos y habitantes locales por igual: los ríos y arroyos de Alaska, conocidos por sus aguas cristalinas y azuladas, han comenzado a teñirse de un naranja.
Este cambio de color, documentado recientemente en un estudio publicado en Communications: Earth & Environment, ha revelado la liberación de metales tóxicos debido al deshielo del permafrost, señalando una nueva consecuencia del cambio climático.
El estudio, realizado por investigadores del Servicio de Parques Nacionales, la Universidad de California en Davis y el Servicio Geológico de Estados Unidos, incluyó pruebas en 75 ubicaciones de las vías fluviales de la cordillera Brooks de Alaska.
Los resultados fueron inesperados: los ríos y arroyos, que durante milenios se habían mantenido prístinos, comenzaron a oxidarse y volverse turbios y anaranjados en los últimos cinco a diez años.
Entre los metales detectados se encuentran el hierro, zinc, cobre, níquel y plomo, algunos de los cuales son altamente tóxicos para los ecosistemas acuáticos.
La explicación detrás de este fenómeno se encuentra en el propio suelo del Ártico. El permafrost, una capa de suelo congelado que contiene grandes cantidades de carbono orgánico, nutrientes y metales, se está derritiendo debido a las altas temperaturas.
A medida que el permafrost se descongela, estos minerales, que han estado atrapados bajo tierra durante miles de años, quedan expuestos y se filtran en las vías fluviales.

"Estamos acostumbrados a ver esto en partes de California y los Apalaches, donde hay una historia minera que ha afectado a los ríos durante más de 100 años. Pero es muy sorprendente verlo en algunas de las tierras salvajes más remotas", comentó Brett Poulin, coautor del estudio y profesor de toxicología ambiental en UC Davis.
El Ártico se está calentando más rápido que el resto del mundo, lo que ha acelerado el deshielo del permafrost y, consecuentemente, la liberación de estos metales.
"Lo que creemos que estamos viendo es este deshielo del suelo que está ocurriendo más rápido allí de lo que sucedería en otros lugares. Es realmente una consecuencia inesperada del cambio climático", explicó Poulin.
El cambio en la coloración del agua no solo afecta la estética de los ríos y arroyos, sino que también tiene graves implicaciones para la vida acuática y las comunidades locales.
Los investigadores han observado disminuciones dramáticas en la vida acuática, lo que genera preocupación sobre cómo el derretimiento continuo del permafrost afectará a las comunidades que dependen de estas vías fluviales para beber y pescar.
En ríos como el Kutuk, Agashashok y el famoso Salmon River, la transparencia ha disminuido significativamente, afectando a una variedad de peces críticos para la pesca de subsistencia, deportiva y comercial. Las comunidades locales han expresado sus preocupaciones, reportando problemas de abastecimiento de agua potable y la disminución de las poblaciones de peces.
Aunque este fenómeno ha sido observado en Alaska, no es exclusivo de esta región. Investigaciones similares han documentado aumentos en las concentraciones de metales en los ríos de las Montañas Rocosas de Colorado y en otros lugares como los Andes chilenos, los Alpes europeos y los Pirineos en el norte de España.
En estas áreas, el deshielo del suelo congelado está permitiendo que los minerales se filtren del lecho rocoso, alterando la composición de los ríos y arroyos.
Los investigadores en Alaska continuarán su estudio en los próximos años para determinar la ubicación de las fuentes de metales y minerales y cómo se verá afectada la vida acuática y humana.
Sin embargo, el cambio de coloración que hace unos años solo se observaba en pequeños arroyos ahora se está ampliando a ríos más grandes y caudalosos, planteando una amenaza cada vez mayor para el medio ambiente y las comunidades del Ártico.