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La gran tragedia de la avalancha de Bariloche, Patagonia, contada por primera vez

Jue, 01/09/2022 - 12:08
A la izquierda, Verónica Battaglia en Cerro Ventana, Bariloche, Patagonia, Argentina.
A la izquierda, Verónica Battaglia en Cerro Ventana, Bariloche, Patagonia, Argentina.
Una avalancha que se cobró la vida de 9 jóvenes, desde el instante en que todo se desliza bajo los pies, el rescate de noche -bajo la nieve- y el juicio que condenó a un guía de montaña. La primera crónica 20 años después: el libro “Nadar para arriba”.

Cuando se cumplen 20 años de la tragedia de Cerro Ventana en Bariloche, Argentina, en que a causa de una avalancha de nieve fallecieron 9 estudiantes de la carrera de Educación Física de la Universidad Nacional del Comahue y 6 pudieron ser rescatados con vida, la argentina Verónica Battaglia ha publicado el libro “Nadar para arriba”. Lo titula así porque mover los brazos como si se quisiera nadar y elevarse hacia el cielo. Pero, como cuenta la autora: “Eso es lo que dicen los manuales, pero la experiencia de los que estuvieron ahí fue otra. Ese río chirriante de nieve espumosa los arrastró a todos. Salpicó a tres de ellos fuera de su cauce y a los demás los envolvió hacia las profundidades del valle. Algunos intentaron manotear una rama de lenga, pero se dieron cuenta que todo era inútil”.

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Cerro Ventana. 30 septiembre 2022. Fotografía: Verónica Battaglia
 

Con la obra, que se ha presentado públicamente este 1 de septiembre, el 20 aniversario de la tragedia, también nada para arriba todo lo que pasó.

El accidente conmocionó a la sociedad, especialmente al andinismo, y aún hoy sigue haciéndolo. Battaglia reconstruye qué sucedió, quiénes fueron las víctimas, cómo eran, cómo se encajó entonces lo inencajable y porqué nunca, hasta ahora, se ha contado nada más. El relato lo componen las voces de los que estuvieron ahí. Los protagonistas son los 15 estudiantes que, en 2002, quedaron atrapados bajo la nieve.

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Fotografía del grupo que protagonizó la gran tragedia. Imagen cedida por Verónica Battaglia.
 

Tanto los que hoy viven como los que dejaron ahí su vida porque la autora ha podido trabajar con las historias de vida de todos que, resumidas, los chicos habían narrado en la ficha extensa de estudiante que habían entregado a su profesora. Este material, de valor inestimable, acerca al lector a esas personalidades y sueños que la nieve enterró.

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Fragmento de diario de vida de uno de los estudiantes. Imagen cedida por Verónica Battaglia.
 

La voz del guía al que se condenó a 3 años de cárcel también habla. Y más allá de la crónica, la autora también se pregunta sobre el magnetismo de la montaña y su imprevisibilidad.

Entrevista a Verónica Battaglia 

Verónica Battaglia se preguntó por qué no había nada escrito sobre el tema. Muchas noticias en prensa, pero ningún trabajo que narrara todas las aristas del caso. Se dio cuenta de que era un tema delicado, pero también descubrió que los supervivientes sí estaban interesados en que se escribiera la historia.

Dejamos que sea ella quien nos siga contando todo lo que sucedió en Cerro Ventana. 

  • Verónica, ¿en qué momento te das cuenta de que quieres escribir esta crónica?, ¿qué pasa?

“Todo comenzó en la montaña. Ahora pienso que esto no fue casual, que tenía que ser así. Cuesta arriba, en el cerro Carbón, escucho que uno de los guías había estado en la tragedia del Ventana. Conversamos, con esa intimidad instantánea que surge solo cuando marchas por la montaña. Me cuenta que una de las chicas estuvo sepultada dos meses bajo la nieve. Esa historia se me queda en la piel. Esa misma noche la escribo”. 

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Verónica Battaglia en Cerro Ventana.
 

Verónica empezó a investigar y descubrió que no había ningún relato que tratara en profundidad lo que en 2002 había sido portada de los diarios más leídos del país. Empezó con las entrevistas. 

V.B: “Percibo que es un tema sensible, que incomoda a la gente de montaña. Algunos prefieren no hablar. Cito a uno de los primeros rescatistas en un bar: me describe un milagro: después de cinco horas de buscar cuerpos con la luz de las linternas, oyen una voz debajo de la nieve, cavan un pozo y encuentran a Liliana Alonso, todavía con vida, muy cerca de donde habían hallado a su novio muerto, amurado a una pared de hielo”.

  • El recuerdo de esta historia sigue vivo o, precisamente porque no lo suficiente, tú quieres que vuelva a salir a la luz...

V.B: “Era un tema delicado, que la gente de Bariloche prefería evitar. Por un momento, pensé en abandonar el libro. Me di cuenta de que estaba removiendo recuerdos muy duros y de que había mucha gente involucrada. Los compañeros de estudios sí querían que se escribiera la historia de los chicos, para que no se olvidara. Ese fue el gran impulso para continuar. Fui consiguiendo los permisos para poder contar la historia. Cuando la profesora de Historia de los deportes me compartió las autobiografías de las víctimas -que ella les había pedido para su materia-, acabé de decidirme (...). 

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Imagen cedida por Verónica Battaglia.
 

(...)Tenía sus voces. Era como si hubiera dialogado con ellos. Al último que contacto es al profesor responsable de la salida -el primer guía de montaña juzgado y condenado en Argentina-. Me confiesa que estaba esperando que lo llamara. Me hace preguntas como si fuera yo la entrevistada. Al final me dice que sí, que me va a contar su versión de la historia. Refiriéndose a los supervivientes: ‘Me tocó la peor parte’ -me aclara el guía”

Este libro marca el tiempo que la comunidad de Bariloche ha necesitado para hacer el duelo: 20 años.

  • En el libro, a menudo te refieres a conceptos discordantes, horror, milagro, ¿qué hay de cada uno de ellos en esta historia?

V.B: La montaña es otra protagonista del texto. Esa belleza extrema que, de un momento a otro, se vuelve amenazante. Hablo del magnetismo del riesgo y de lo imprevisible. También del horror y del milagro de esa tragedia. Porque fue un verdadero milagro que seis estudiantes sobrevivieran a la prepotencia de aquel alud, que se deslizó 600 metros pendiente abajo por un cañadón cerrado”.

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El cañadón por el que se deslizó la avalancha. Fotografía: Verónica Battaglia.
 
  • En el siguiente párrafo del libro, Battaglia sintetiza qué es para ella la montaña:

V.B: Así como el pueblo Mapuche aloja el dolor de la naturaleza, siente el agua enferma, el bosque arrasado por la tala o por el fuego en su propio cuerpo; del mismo modo, tal vez, la montaña se desintegre un poco con cada pérdida, se raje la falda de su corteza, se abra una llaga en la boca de una grieta. Y entonces, como dice el poeta alpino, esos golpes de suerte, ese rastro hallado en medio de una tormenta, esa noche sin viento, esa roca suelta que se consigue esquivar no sean más que la manera que tiene la montaña de resarcirse”.

  • ¿Cómo es Cerro Ventana?

V.B: El cerro Ventana mide un poco menos de 2.000 metros. Se lo distingue por dos torres que irrumpen sobre una de las aristas de la cima. Una de las torres tiene forma de aleta de tiburón. Se llama así porque esconde la huella del viento: una ranura que se ha ido tallando en la roca con el paso del tiempo, durante cientos de años”. 

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Cerro Ventana. Fotografía: Verónica Battaglia.
 

V.B: “Espiar la cordillera a través de esa ranura la viste de misterio. Este cerro no está dentro de los circuitos turísticos. Aún hoy, pocos caminantes recorren sus laderas. Tal vez la sombra de la tragedia los ahuyenta”.

  • ¿Qué cuentas en el libro sobre lo sucedido que no fuera contado cuando sucedió o lo haya sido a lo largo de los 20 años transcurridos?

V.B: El foco está puesto en los 15 estudiantes que fueron arrastrados por la avalancha. Cuento cómo la montaña posibilitó un lazo entre ellos y cómo ese vínculo se intensificó con un dolor que solo ellos conocen. Un estudiante me dijo que no es lo mismo perder a un compañero de estudios o un colega de trabajo, con esos amigos compartieron experiencias de supervivencia y que eso los marcó de otra manera. En el epílogo, relato cómo hizo cada uno de los sobrevivientes para seguir adelante con sus vidas y cómo algunos -no todos- pudieron perdonar a la montaña.

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Vista de Cerro Ventana. Fotografía: Verónica Battaglia.
 

También cuento la historia del profesor. Durante el juicio él se cuidó de salir en los medios, solo publicó una carta el día antes de la sentencia. En este libro relato todos los pasos que lo llevaron a estar ahí ese día, a esa hora en el Ventana, y cómo es seguir viviendo con 9 muertes encima

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El grupo con su profesor. Imagen cedida por Verónica Battaglia.
 

Doy cuenta de los cambios que se dieron dentro de una prestigiosa universidad pública. La tragedia aceleró el proceso de transferencia de contenidos de la cultura de montaña a una lógica educativa. Se rediseñó el currículum con la intención de acercar la montaña a la escuela.

El libro también habla de un pueblo de montaña que sufrió una primera avalancha: la crisis económica del 2001. En ese Bariloche de 2002 todo era precario: desde los jeans y bolsas de plástico que usaban algunos de los estudiantes para subir a una cumbre en invierno. Los rescatistas, en lugar de sonda, usaban caños de luz galvanizados para rastrillar en la nieve. Algunas de las pensiones donde vivían los chicos tenían salamandras en mal estado. La universidad no contaba con protocolos de seguridad, ni planes de emergencia para dar una respuesta organizada”.

  • Cuando hacemos un documental, una crónica..., solemos encontrarnos con testimonios que, personalmente, nos impactan más que otros... ¿Alguno que a ti te haya impactado especialmente?
    • Verónica, nos habla en términos “mágicos”, de hechos que pudieron ser premonitorios...

V.B: Me impactó la historia de Gimena Padín. Para mí esa historia tiene ciertas señales que dicen algo que todavía no podemos entender. Desde una luna con ocho estrellas que ella había dibujado en la puerta de la casa de una amigo. Un cielo nocturno con el mismo número de estrellas que víctimas fatales: ocho compañeros y Gimena: la luna.  Esa misma luna menguante brilló el día que la encontraron, dos meses después. Ese mismo cielo estrellado que ahora es mural en la universidad y que varios compañeros se tatuaron en el brazo. El rescate duró una semana y Gimena no aparecía. El lunes siguiente la universidad volvió a abrir las puertas. Los estudiantes tenían que ir a clase sabiendo que Gimena estaba todavía debajo de la nieve”.  

  • De un grupo de 15, 9 fallecen y 6 sobreviven. ¿Hubo algún intento por parte de algún superviviente de rescatar a algún compañero o era imposible?

 

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Página del libro "Nadar para arriba" de Verónica Battaglia.
 

V.B: Un estudiante ayudó a desenterrar a su profesor. El guía, con una sola mano, había logrado destaparse la cara. Su alumno terminó de sacarlo de la nieve. Los profesores que venían después, con los otros grupos de estudiantes, fueron los que rescataron a los supervivientes, excepto a Liliana, que la encontró la comisión de auxilio del Club Andino -5 horas después aún con vida- “.

  • ¿Qué hicieron los supervivientes para poder “sobrevivir” ?, ¿sus condiciones físicas eran peculiares?...

V.B: “Dada la magnitud de la avalancha no había nada para hacer. Sobrevivir fue una cuestión de suerte”.

  • En el libro, entras en sus historias de vida. Háblanos del grupo. ¿Quiénes eran?

 V.B:Eran 3 chicas y 12 chicos de primer año del profesorado en Educación física con orientación en montaña. La mayoría de ellos venían del valle o del campo. Para unos, era la primera vez en un refugio de montaña; otros no conocían la nieve. Muchos habían quedado prendados de la belleza de la montaña. “Para nosotros era todo un ritual -cuenta Juan Pablo Rinaldi-. Nos juntábamos para preparar la comida y repartir las cosas que llevaba cada uno en la mochila. A la mañana, me levantaba bien temprano y me peinaba como si fuera a misa”. 

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Refugio en el que el grupo de estudiantes durmió la noche antes de la tragedia.
 
  • Tu relato, en algunos momentos es casi poético. ¿Qué te hizo considerar que ese era el tono que precisaba este relato/crónica?

V.B: La distancia temporal es la perspectiva adecuada para la crónica, para poder dar profundidad a los hechos. Esta crónica entrecruza el discurso periodístico con recortes de diarios, fragmentos de la sentencia, testimonios de los supervivientes con un lenguaje más cuidado para hablar del dolor y del milagro. Hay dos libros que me acompañaron en esta travesía: “Mal de altura” de Jon Krakauer me puso en la piel de un periodista cubriendo una tragedia en 1 persona. “Tras la huella de Nives” de Erri de Luca me puso en la piel de un poeta que observa la montaña y traduce sus revelaciones”.

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Verónica Battaglia.
 

El resumen de Verónica Battaglia

V.B: “En una clase práctica de la materia Caminatas en la montaña del Profesorado de Educación Física de la Universidad Nacional del Comahue, 15 estudiantes y su profesor guía son arrastrados por una avalancha de placa húmeda, 600 metros valle abajo.

Fue la tragedia más grave de la historia del montañismo argentino, por la cantidad de muertes y porque ocurrió en un marco educativo. La avalancha del Ventana marcó un antes y un después. Precipitó la transición entre lo que eran las expediciones más rudimentarias de guías baqueanos a la masificación del trekking, con alto equipamiento técnico y mayores ofertas de cursos y certificaciones para guías. Cuestionó el modo de aprendizaje de los primeros andinistas que implicaba pasar por situaciones desfavorables para apropiarse de los conocimientos del trekking y la escalada.

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Cerro Ventana. Fotografía: Verónica Battaglia.
 

Modificó el concepto de muerte en la montaña. Antes, la muerte en la cima era considerada algo natural y quedaba guardada dentro del círculo de los andinistas. Nueve víctimas fatales en un marco educativo no pudieron pasar desapercibidas. Después del Ventana, la muerte se volvió pública y punible. ¿La avalancha pudo haberse evitado? fue la pregunta que atravesó a toda la comunidad y los jueces resolvieron que sí y condenaron al guía a 3 años de prisión. El concepto del riesgo también cambió. El juez en la sentencia declara que es imposible eliminar todas las variables de riesgo en la vida social, pero que hay riesgos que están autorizados y otros no. A partir de la sentencia, se fijaron nuevos límites para el riesgo autorizado.

Todo el campo de turismo de aventura, que funcionaba en los límites de prudencia, se regularizó. Diseñaron protocolos de seguridad para estas actividades”. 

Y, como cierre, Verónica aún nos comenta...

... que, contra todo sentido común, la matrícula del año siguiente a la tragedia llegó al récord de inscritos hasta ese momento. La repercusión mediática del accidente dio a conocer la existencia de un profesorado en educación física especializado en actividades de montaña, una oferta académica inédita en Argentina. En el 2003 se inscribieron ciento ochenta estudiantes. Aún hoy la matrícula de ingreso sigue superando los ciento cincuenta estudiantes.

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Verónica Battaglia es periodista, escritora y docente; y forma parte del equipo de redacción de la Cooperativa de comunicación Al Margen. En 2021 obtuvo una beca del Fondo Nacional de las Artes para escribir “Nadar para arriba”.

  • Más información:

“Nadar para arriba”. Ed. Griselda García, 2022.

El libro se puede conseguir en: https://ggeditora.mercadoshops.com.ar/MLA-1148929996-veronica-battaglia-nadar-para-arriba-_JM

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