Un nuevo récord en la montaña más alta de Europa: un niño de seis años corona el Elbrus
La precocidad entre los prqueños alpinistas no deja de sorprendernos. El último caso, el de un niño de tan solo seis años, nueve meses y cuatro días de edad que ha escalado hasta los 5.642 metros de la cumbre del monte Elbrus, en la cordillera del Cáucaso, convirtiéndose en la persona más joven de la historia en lograrlo.
El pequeño gran alpinista de nacionalidad india Teghbir Singh rompió el límite que hasta ahora ostentaba un compatriota suyo de siete años, desatando a la vez admiración y debate en la comunidad montañera.
El protagonista: Teghbir Singh
Natural de Ropar, en el estado de Punyab (India), Teghbir comenzó su preparación con apenas cinco años.
Bajo la supervisión de su madre, ginecóloga de profesión, siguió un plan de entrenamiento personalizado que incluyó acondicionamiento físico, dieta hipocalórica adaptada a su edad y simulacros en altitudes moderadas.
Acompañado en todo momento por su padre, escaló durante ocho jornadas la ruta normal de la vertiente sur, que parte de los “Barriles” –los refugios situados a 3.800 m– y asciende por un trazado relativamente libre de grietas.
Al llegar a la cima, situada a 5.642 m sobre el nivel del mar, recibió el certificado oficial de la Federación de Alpinismo de Kabardino-Balkaria, en Rusia, que lo acredita como el “grimpeur” más joven de Elbrus.
Este documento refrenda su edad exacta: seis años, nueve meses y cuatro días, superando en casi un año y medio el anterior récord.
Elbrus: el desafío de los “Siete Cumbres”
Conocido como el pico más alto de Europa, el monte Elbrus es un volcán extinto de dos cumbres gemelas –la occidental a 5.642 m y la oriental a 5.595 m– situado en la república rusa de Kabardino-Balkaria, cerca de la frontera con Georgia.
Forma parte de los famosos “Siete Cumbres”, la lista de montañas más elevadas de cada continente, y atrae cada verano a cientos de expediciones guiadas gracias a su dificultad técnica moderada y al acceso relativamente sencillo mediante teleféricos y refugios bien equipados.
Sin embargo, la altura y las condiciones meteorológicas (vientos que pueden superar los 100 km/h y temperaturas bajo cero incluso en julio) conllevan un riesgo real de mal de altura (AMS), hipoxia y cuadros de hipotermia.
Por este motivo, muchas voces alertan de que, pese a su trazado “no técnico”, Elbrus es una montaña de alta montaña que exige un respeto y una preparación exhaustivos.
¿Héroe o imprudencia?
El logro de Teghbir ha suscitado una doble lectura. Para su familia y un buen número de aficionados, representa un testimonio de vocación y esfuerzo desde la más tierna infancia: un ejemplo de cómo la pasión por la montaña puede cultivarse con responsabilidad y guía profesional.
No obstante, entre guías de montaña, pediatras y organizaciones como la Unión Internacional de Asociaciones de Alpinismo (UIAA), han surgido críticas en torno a la capacidad real de un menor de seis años para entender y gestionar los riesgos inherentes a las altitudes extremas.
Algunos expertos insisten en que un niño tan pequeño carece de la madurez física y psicológica necesaria para afrontar posibles imprevistos: cambios repentinos de tiempo, agotamiento severo o crisis de salud a más de 5.000 m de altura.
“La montaña no perdona un despiste y, a esa altura, la oxigenación es crítica. Un niño de seis años puede no percibir los primeros síntomas de mal de altura hasta que ya es demasiado tarde”, señala el doctor Alejandro Medina, neumólogo especialista en medicina de montaña.
Las autoridades rusas no imponen ninguna restricción de edad para obtener el permiso de ascenso –en torno a 2.000 rublos (aprox. 25 €) por persona– y sólo exigen un certificado médico de buena salud.
Esta facilidad ha alimentado el debate sobre la necesidad de legislar un mínimo de años –20 en algunos países para ascender picos de gran altitud– y garantizar una supervisión técnica obligatoria.
El deporte infantil en altura
El caso de Teghbir no es aislado: en los últimos años, se han registrado proezas como el de un niño de dos años que alcanzó el campamento base del Everest o jóvenes equitadores subiendo montañas con sus caballos.
Estas noticias, aunque llaman poderosamente la atención, ponen en tela de juicio dónde trazar el límite entre fomento del deporte de aventura y protección de los menores.
La pedagogía deportiva moderna defiende la iniciación progresiva, los valores de cooperación y la seguridad como pilares fundamentales.
Desde España, la Federación Española de Deportes de Montaña y Escalada (FEDME) recomienda no exponer a niños menores de 14 años a altitudes superiores a 3.000 m sin un riguroso plan médico y logístico.