Los drones revolucionan las expediciones en el Everest
Esta primavera, en plena temporada de ascensos al Everest, los drones han dejado de ser una curiosidad tecnológica para convertirse en aliados clave en la seguridad y la logística del techo del mundo. Por primera vez, una flota automatizada ha transportado cuerdas, suministros y desechos en el peligroso Khumbu Icefall, reduciendo el riesgo para los sherpas y estableciendo nuevos récords en el transporte aéreo en alta montaña.
Estamos en plena temporada de ascensos al Everest y esta primavera, por primera vez, los drones se han consolidado como pieza clave en la seguridad y logística de las expediciones por la cara sur.
Tras las pruebas piloto realizadas en 2024, este año organizaciones como la Sagarmatha Pollution Control Committee (SPCC) y la empresa nepalesa Airlift Technologies han desplegado una flota de drones que ha cambiado las reglas del juego en el Khumbu Icefall.
Los drones han aliviado la carga de los Icefall Doctors —los sherpas especializados en asegurar el glaciar— al transportar cuerdas, escaleras e incluso comidas, reduciendo drásticamente las idas y venidas que antes suponían hasta ocho horas por recorrido a través de grietas y seracs inestables.
Gracias a estos vuelos no tripulados, un cargamento de 36 kg alcanzó una altitud récord de 6 130 metros, estableciendo un nuevo récord para el transporte civil en alta montaña.

En paralelo, las misiones de limpieza han movido más de 2,5 toneladas de material y desechos entre el Campo Base y el Campamento I.
De ellas, 444 kg se destinaron al acondicionamiento de la ruta entre Base y Campamento I, y 900 kg cubrieron suministros para la fase de aseguramiento hasta el C4.
Además, cerca de 150 botellas de oxígeno fueron transportadas sin necesidad de personal al Campamento I, liberando a los sherpas de uno de los trabajos más peligrosos y tediosos.
Según Milan Pandey, cofundador de Airlift Technologies, “cerca de 300 kg de material o residuos se han movido por dron cada día” entre abril y mayo de 2025, pese a algunos incidentes técnicos propiciados por fuertes rachas de viento.
Esta automatización no solo ahorra tiempo —un viaje que antes duraba hasta seis horas se completa en apenas diez minutos— sino que reduce la exposición de los sherpas a desprendimientos, como el colapso de un sérac registrado en abril, incidente durante el cual los drones demostraron su utilidad para evacuar equipo sin poner vidas en riesgo.
Por si fuera poco, la tecnología ha permitido generar mapas en 3D del glaciar, facilitando la elección de rutas más seguras y optimizando el trazado de las fijaciones de cuerdas y escaleras.
Aunque el joven sherpa Nima Rinji valora la aportación de los drones para “reducir el peligro”, reconoce que el empleo que generan las rotaciones humanas es un sustento vital para muchas familias.
Cálculos recientes de The Telegraph señalaban que una hora de operación de dron equivale al trabajo de 14 personas durante seis horas, un dato que invita a reflexionar sobre el equilibrio entre seguridad y oportunidades laborales.
Animados por los resultados, otros macizos de la cordillera del Himalaya como el Manaslu o el Annapurna ya contemplan integrar estas plataformas en sus propias campañas de limpieza y asistencia logística.
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