Esquí con caballo, el deporte extremo que cada vez tiene más adeptos
El esquí tirado por animales es algo habitual principalmente en aquellos lugares que, por geografía y climatología, han hecho uso de la tracción animal en terrenos nevados.
Otra cosa muy distinta es llevar esta actividad a terreno sin nieve y elevarlo al nivel de competición cuando, además, el animal de tiro es un caballo pura sangre, cuyo movimiento (a diferencia de otros como perros -huskies y alaskan malamutes-) es mucho más “nervioso”.
Es lo que hace el horseboarding: conectar caballo, jinete y esquiador para perseguir un único objetivo: correr tanto como se pueda, sin caerse, mientras se esquivan objetos dispuestos en el campo, el circuito de la carrera.
Una disciplina deportiva de origen británico
El “horseboarding” fue ideado por el británico Daniel Fowler, un adiestrador de caballos y cualificado skater, que desde 2004, persiguió, hasta conseguirlo, convertir en disciplina deportiva la unión de sus dos pasiones: hípica y snowboard.
Este deporte es conocido tanto por “esquí con caballo” como por “patín con caballo”. El esquí o patín lleva unas fijaciones con las que se aseguran los pies, circula gracias a cuatro ruedas con neumático y se ayuda con dos mecanismos de dirección. Con todo ello, el esquiador responde al impulso del caballo que gestiona el jinete.
Compenetración, velocidad y gestión de adrenalina
Jinete, esquiador y, por supuesto caballo, deben ir a una. Sin embargo, la reacción final, está en manos del esquiador. El jinete tiene que ser muy diestro dirigir y controlar al caballo para mantener la velocidad correcta, la posición y la aceleración adecuadas proponiendo la maniobra. El esquiador es quién tiene que resolverla y lo hace según la velocidad, el modelo de giro e incluso de salto que “le hayan propuesto” jinete y caballo.
Es el momento emocionante del avance a todo correr y de los impresionantes derrapes entre obstáculos. Lo más importante es no perder velocidad. Al contrario, se trata de ganar tanta como se pueda. La velocidad media que se alcanza en estas carreras es de 40 a 50 km. El récord está en los 70 km/hora.
Cuando todo está bajo control, viene el momento de lucir estilo habilidad. Eso es algo que el público aplaude y de lo que está pendiente, aunque lo que más tensiona a los seguidores es si el corredor se cae o no.
El esquí a caballo exige una alta compenetración entre estos tres elementos y ello exige mucho tiempo de entrenamiento. No puede haber sorpresas ni distracciones porque el riesgo es alto. “Se trata”, como indica Daniel Fowler, “de completar un mínimo de entre 4 y 6 carreras sin caerse”.
El claim: “¿Aún no practicas con tu caballo el deporte más ‘cool’?”
Bajo un claim que presenta este deporte como “cool” (interesante y en boga) sus promotores sugieren su práctica.
Se trata, sin duda de una disciplina deportiva minoritaria, pero el interés por ella no para de crecer. En el Reino Unido, se constata con los 20 equipos de esquí con caballo que ya compiten y también se practica en otros territorios como Estados Unidos, Australia y España.
Una de las tendencias detectadas en el marco de este deporte es la de equipos conformados por parejas hombre-mujer; aunque, en general, los jinetes siguen siendo mayoritariamente hombres.